Aunque tarde, el Otoño también llegó a nuestra Escuela (en Andalucía el verano nos dura un poquito más que al resto). Preparamos una actividad-instalación con la finalidad de crear un ambiente envolvente que favoreciese la exploración, actuación y experimentación de todos los niños y niñas de las Escuela, desde las aulas de bebés hasta los mayores. Desalojamos el aula de mobiliario y juguetes que pudieran restar atención a la actividad y acto seguido montamos el escenario.
1. Desde la entrada de la Escuela hasta la clase un camino de hojas acompañó el recorrido de papás, mamás y de niños y niñas en un intento por involucrar a las familias y con una clara intención preparatoria para lo que les esperaba.
2. Bolsas de basura negras actuaron de cortinas en la entrada del aula.
3. En el interior colacamos el árbol que en días anteriores estuvimos pintando, esparcimos bolsas de hojas, palos y piñas, un foco de luz que centrase la atención en el escenario, conectamos nuestro Señor viento (ventilador) y conectamos el CD con música de lluvia (
http://www.youtube.com/watch?v=jbbwfot4kKs).
4. Fueron entrando las niñas y niños de diferentes niveles, algunos incluso llevaban cestos y cajas que previamente se les había pedido a las familias.
Desarrollo de la actividad. De manera no dirigida el alumnado se enfrentó a ese entorno propuesto con total libertad. Los educadores y educadoras en todo momento estuvieron al servicio de las peticiones de los niños y niñas. Nuestra función como profesionales fue principalmente la de observar y animar los logros y descubrimientos que cada niña o niño hacía de manera personal o en grupo. De esta manera, por ejemplo, el hallazgo de un palo y una piña sirvieron a uno de nuestros alumnos para crear un fantástico instrumento. Los mayores sin embargo quisieron poner en práctica la fuerza del Señor Viento ofreciéndole hojas secas para que éste las hiciera volar. Con todos sus sentidos en marcha pudieron palpar, oler, ver, oir y los más pequeños incluso degustar el Otoño.
Finalmente, para dejar huella de esta actividad cada clase se llevó aquellos elementos que más llamaron su atención para luego colocarlos sobre cartulinas con ayuda de los educadores y educadoras. Siguiendo la idea del Aula de Sira nosotros y nosotras también creamos un gran camino del Otoño que nos acompaña todos los días al llegar de casa, al comedor o al patio. Y es que hemos querido dejar sus trabajos a la altura de los artistas para que puedan seguir diseñando su propio camino del Otoño.